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lunes, 14 de noviembre de 2011

ANTONIO PÉREZ.

FECHA DE NACIMIENTO: 16 de Octubre de 1919.
LUGAR DE NACIMIENTO: Nules (Castellón).
NOMBRE COMPLETO: Antonio Pérez Balada.
DEMARCACIÓN: Portero.
EQUIPOS: Nules, CD Castellón, AT. Madrid y Valencia CF.
INTERNACIONALIDADES:
SUS NÚMEROS EN EL VALENCIA CF.
Temporadas en el Valencia CF : 3 Temporadas desde la 1948/1949 a la 1950/1951.
Minutos Jugados : 5102.
Partidos Jugados : 58.
Titular : 57.
Reserva : 1.
Goles Marcados : 0.
Tarjetas Amarillas : 0.
Tarjetas Rojas : 0.
BIOGRAFÍA.
Antonio Pérez fue el brillante portero titular del Castellón durante la primera mitad de la década de los cuarenta. Traspasado al Atlñetico, gano fama de irregular, alternando tardes inconmensurables con otras en las que no parecía estar por la faena. El Valencia se lo trajo para cubrir las espaldas de Eizaguirre y a la vez meterle presión con un suplente de alto nivel. Llegó un guardameta alto, gimnástico, serio y algo canoso, con entradas pronunciadas y bigote espeso. En los días soleados utilizaba una gorra con una visera-toldo digna de incorporarse al museo del tocado valencianista.
En sus dos primeros años socavó la titularidad de Eizaguirre, aprovechando una lesión en un dedo que éste negaba. Dos partidazos, en Les Corts y ante su ex-equipo, en los que cazó los balones como si fueran polillas, le afirmaron en la estima de la grada. Convertido en primera opción tras la fuga del guipuzcoano, la campaña de 1951 vio a un Pérez impreciso, que encajó más de un gol verbenero (en especial, uno terrible en Murcia, desde medio campo) y acabó superado por Quique. Extremo derecho con éxito en algún amistoso, no jugó en partido oficial durante sus dos últimas campañas. 
http://www.ciberche.net/histoche/jugadores/19?pid=434&show_all=1
ENTREVISTA AL EXJUGADOR ANTONIO PÉREZ.
"Al Real Madrid le dije que no por amor de madre"
Antonio Pérez, nacido en Nules en 1919, llegó al Valencia para que el mítico Eizaguirre sintiera la presión de la competencia.
P. CALABUIG —Estoy hablando con el exjugador del Valencia más veterano que queda con vida… Todo un honor.
—Sí, señor. Eizaguirre, un año más joven; Puchades, que aún no ha llegado a los 90; y yo, que hace poco cumplí 92 años.
—Trascurridos tantos años, ¿qué le queda en la memoria del Valencia?
—Bastantes cosas, mi memoria es buena. Llegué del Atlético de Madrid en 1948. Mi etapa la recuerdo estupendamente, estuve muy a gusto. Trabajé todo lo que pude y me pagaron por ello. Es más, tengo un hijo valenciano y valencianista, José Manuel, que nació cuando estaba en el Valencia. Para mí es un orgullo el homenaje que recibí por parte del presidente, Manuel Llorente, David Albelda y Vicent Guaita en la peña de Nules.
—¿Cómo fue su fichaje por el VCF?
—Mi mujer había cogido frío en los huesos y Madrid no le iba, así que le advertí con antelación al presidente del Atlético: «Mire, Don Juan (Touzón), quieran que me quede o no, yo me iré; se lo digo para que hagan su camino, por si necesitan otro portero…». Más tarde, un día fui a ver un amistoso en Vall d’Uixó entre el Valencia y el Segarra. Mundo me vio en la grada y le dijo a Colina, el secretario técnico: «Éste es el que tienes que fichar». Con el Atleti quedé libre, poco después me llamó el Valencia y se concretó el fichaje.
—Vino para competir con un grande como Ignacio Eizaguirre.
—Sabía que el primer año no jugaría mucho y así ocurrió. Pero luego, durante dos temporadas, me hice con el sitio. Eizaguirre fue al Mundial de Brasil y yo me quedé en casa… Me dolió, pero por lo menos iba un compañero.
—De verdad, ¿se llevaban bien?
—Muy bien, éramos compañeros. Yo iba a mi aire, procurando no molestar ni que molestaran.
—¿Con quién tenía más feeling?
—Con Asensi, Monzó, Santacatalina… Con los valencianos.
—Aprovecharé su capacidad para recordar hasta el más mínimo detalle para preguntarle por su mejor éxito como blanquinegro.
—Bueno, tengo la Copa del Generalísimo del 49, aunque no participé. Al año siguiente sí lo hice en el subcampeonato de Liga. Nos la jugamos en el Metropolitano, el campo del Atleti. Ellos con un empate tenían bastante, nosotros necesitábamos ganar. El árbitro era Arqué, un aragonés que nos hizo mil perrerías. Señaló un penalti que no era. Lo paré. Más tarde, les pitó otro y lo metieron, empataron y con eso tenían suficiente… En ese campo perdí dos Ligas, una con el Valencia y otra con el Atlético.
—Entonces, ¿las ‘perrerías’ arbitrales contra el VCF vienen de lejos?
—¡Uy y tanto! En mi época el que mandaba en la Federación era el Madrid, el Barça también, pero los blancos más. Ahora los dos tienen mano por igual (sonríe).
—¿Y el momento más triste?
—El gol que me hizo Gainza en semifinales de Copa. No se me olvida, entró por el lado izquierdo, por un huequecito al que no pude llegar. Habíamos perdido 5-1 en Bilbao y en Mestalla empatamos la eliminatoria a siete, se jugaron tres prórrogas de diez minutos. En la última el que marcase se llevaba el gato al agua y fue para el Athletic.
—Por lo que decía antes del Mundial 50’, como ahora le pasa a Soldado, es casi imposible ir con España cuando el bloque está hecho.
—Sí, la cuadrilla estaba hecha, y así es más difícil entrar en un bloque, lo que le pasa ahora a Soldado. Dos veces estuve a punto de ser internacional, pero no… Me acuerdo de la última vez que estuve en Madrid concentrado en el hotel antes de viajar a Portugal. A Mejías (Atlético) y a mí nos dijeron: ‘Cojan las maletas y vuélvanse a casa’.
—Ah, me cuentan que, un par de años antes de que el Atlético pagase por usted 300.000 pesetas en 1945, estuvo fichado por el Real Madrid. Cuente, cuente…
—Bueno, acabé diciendo que no por cosas de la gente de pueblo. Era muy joven y mi madre pensaba: ‘¡Este es farà un perdut a la capital!’ Yo acabé contrato en el Castellón y medio en secreto ya tenía cerrado el compromiso con el Madrid, pero mi madre llorando me pedía: ‘¡Fill, queda’t!’ Por suerte, se pudo resolver, devolví el dinero que me habían adelantado y seguí dos años más en Castelló.
—¿Costó mucho decir no al Madrid?
—Costó, pero era joven, estaba en una nube, aquí era conocido y tenía lo que quería por el momento. Fue por amor de madre, ella va primero que el Madrid. El Barcelona también me quiso, tengo cartas en casa de los dos. Me pagaban lo mismo, pero estaba haciendo la ‘mili’ y el Madrid me trasladaba directamente a la capital. Con el Barça debía ser a base de permisos y me daba miedo topar con un sargento que se pusiera duro. Después, cuando vino el Atlético, le dije a mi madre: ‘Mare, té igual que plore que no, jo ara sí me’n vaig’.
—¿Qué duelo frente a los blancos se le ha quedado grabado?
—Sobre todo, un empate a dos en Chamartín con el VCF. Paré un penalti de Pahiño y luego el rechace. ¿Te suena? Era internacional (ríe).
—El sábado no se perderá el Valencia-Real Madrid, ¿qué espera?
—Un partido muy igualado, peleadísimo. Ellos tienen muchas figuras, pero el Valencia es un bloque compacto, conjuntado y puede hacerles daño; la prueba es que son terceros y están cerca.
—Usted sigue al Valencia de hoy, ¿cuál es su jugador favorito?
—Tengo dos: Banega y Guaita.
—¿Qué consejo le dio a Guaita?
—Que se cuide y que no haga caso de halagos ni de críticas, porque cuando se gana eres el mejor y, si pierdes, nadie se arrima. Así que confíe mucho en él y lleve una buena vida. Es lo más importante, yo le veo un porvenir estupendo.
—Con él y Diego Alves la portería está bien cubierta.
—Sí, el otro igual, es un gran portero. Particularmente, me gusta más Guaita. Me encanta el hecho de que sale de la portería, va a por el balón, Alves se queda más bajo de los palos y juega mejor con el pie. En mi opinión, el portero cuando se lanza debe procurar cogerla para no dar más opciones. Los que despejan con los pies y los puños a mí me gustan menos.
—Supongo que ese sería el estilo de Antonio Pérez, ¿cómo le bautizó la prensa de su época?
—De mí decían que, en mi esplendor, era el portero más seguro de España; aunque por entonces no había tanto lío como ahora con la prensa. Yo siempre quería coger el balón. Puedo decir que he sido de los pocos que ha salido de un campo a hombros de sus propios compañeros. Fue con el Castellón en A Coruña. Bien colocado o no, allí estaba yo. Ganamos 0-1. El árbitro se ponía a mi lado en los córners y decía: ‘¡Usted no es un hombre, usted es Dios!’ (ríe).
—Debo preguntarle, ¿por qué no jugó nada en sus dos últimos años en el Valencia?
—Tras el tercer año quedé libre. Por cuestiones de Franco, la Federación dictó que los jugadores libres se ligarían dos años a sus clubes cobrando lo mismo. Quisieron que ayudara al filial en Segunda, yo puse como condición un tercer año. Los que mandaban dijeron que no. No jugué, sólo entrenaba.
—La última. Dígame un pronóstico para el VCF-Madrid.
—2-1, el Valencia en casa da miedo, es hora de tumbarles. A un partido se les puede ganar; eso sí, a la larga será muy complicado luchar con Madrid y Barça. Hoy en día el tercero tiene casi el mismo valor que los campeones de antes.
http://www.superdeporte.es/valencia/2011/11/14/real-madrid-le-dije-amor-madre/144720.html

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